8 trucos para adelgazar sin hacer deporte
Con el verano recién estrenado, muchos de nosotros seguimos preguntándonos qué hacer para adelgazar y mantener los kilos a raya (sin recuperarnos cada vez que nos descuidamos). Dietas, deporte, suplementos… Todo suma, pero bien es cierto que algunas pautas pueden ayudarnos suprimir calorías sin tener que renunciar a las comidas que más nos gustan y, mejor aún, ¡sin poner un pie en el gimnasio!
En Más Que Salud te desvelamos 8 trucos para adelgazar y restar hasta 100 calorías diarias sin necesidad de hacer deporte y sin privarte de nada. Quizás parezca poco, pero piensa que 100 kcal menos pueden suponer perder unos 5 kilos al año.
1) Luz tenue para comer o cenar
Quizás de niño la oscuridad te infundiera un cierto respeto, e incluso miedo, una conducta típica de la infancia en la que me incluyo completamente. Pero, después de todo, resulta que la oscuridad no es tan amenazante ni peligrosa como parecía, al menos en el caso que nos ocupa. Según un estudio de la universidad de Cornell, USA, uno de los trucos para sentirse más saciado y comer menos es hacerlo con una luz ambiental de baja intensidad. En su investigación, aquellas personas que comían rodeados de una luz suave y cálida consumieron 175 calorías menos que aquellas que lo hacían en ambientes fuertemente iluminados. Precisamente, los científicos creen que esta es una de las razones por las que los restaurantes de comida rápida estén tan saturados de luz: para crear la necesidad psicológica de comer rápido y en grandes cantidades.
2) Para beber, mejor los vasos de tubo
Puede que sean más bonitos o que estén de moda, pero los vasos anchos y con curvas a la larga también pueden añadir curvas a tus caderas y a tu estómago. Un estudio británico ha demostrado que la gente ingiere un 60% más de alcohol, bebidas azucaradas o zumos si se sirven en un vaso ancho y/o con curvas que en un vaso estrecho, tipo tubo. Esto es así porque en este tipo de vasos resulta más complicado vaciar el contenido cuando están a la mitad. Consecuencia: se bebe más cantidad, se repite y se termina consumiendo más de lo que se debe.
Para espaciar los tragos y no sentir la necesidad de repetir, sírvete o pide la bebida en un vaso largo y verás cómo bebes menos líquido. Por ejemplo, beber un 60% menos de cantidad de zumo de naranja durante el desayuno evita la ingesta de unas 67 calorías. Si haces lo mismo con un vaso de refresco al mediodía, por ejemplo, serán otras 48 calorías y unas 40 calorías menos extra si pides ese vino blanco de la tarde en un vaso largo en vez de en copa.
3) Duerme las horas necesarias
Numerosas investigaciones indican que la falta de sueño también puede conducir al sobrepeso. De acuerdo a un estudio de la famosa Clínica Mayo, dormir una media de sólo 6 horas pueden llevarnos a consumir hasta 500 calorías de más a lo largo del día. Ello se debe a que cuando no descansamos bien aumentan nuestros nivel de ghrelina, la llamada “hormonas del hambre”, animándonos a comer más y a ingerir cientos de calorías que no necesitamos realmente.
4) No digas «no puedo»
A la hora de evitar las tapas al salir del trabajo, la onza de chocolate o las croquetas de la abuela que tanto te gustan (y tanto te engordan), no cometas el fallo de decirte que no puedes comerlo. Las últimas investigaciones dicen que alcanzas mejores resultados si cambias la estrategia para centrarte en lo que nunca comes en vez de lo que no puedes comer. “No puedo…” tiene un fuerte tono punitivo, de castigo, pero no recuerda a sano o saludable y puede crear un sentimiento de frustración negativo para tu motivación a perder peso. Lo que tienes que hacer en éstos casos es recordarte a ti mismo, cuando te sientas tentado, que tú no comes esas cosas. Se trata de reforzar tu convencimiento para llevar un estilo de vida más sano. Conclusión: no te digas “no puedo” y date un premio de vez en cuando con lo que si comes, por ejemplo snacks de fruta en vez de croquetas.
5) Piensa que estás bien de peso
¿Crees que tienes sobrepeso? Piénsatelo de nuevo. Está demostrado que existe una relación entre la forma en la que nos auto-percibimos y nuestra capacidad de mantener una dieta saludable. En un estudio realizado a lo largo de 10 años, el 59% de las mujeres que comenzaron el mismo con una masa corporal situada en la media de 20, pero pensaban que sufrían de sobrepeso y decían controlarse, efectivamente ganaron peso al final, pasando a una masa corporal de 25. Ese aumento de peso ocurrió por una causa muy simple, ¡casi una profecía! Nuestra mente es muy importante a la hora de controlar el peso o tirar la toalla en la lucha. Si una persona piensa que no tiene sobrepeso -al margen del peso efectivo que se tenga- actuaremos de tal forma que terminamos por ser como que creemos ser. Traducido: si pensamos que nuestro peso está bien, ingeriremos menos grasas y calorías porque no nos sentiremos constantemente retados y tentados.
6) Deja de obsesionarte por el azúcar
A todos nos ha pasado. Seguimos una dieta sana y saludable, sin concesiones, esforzándonos día tras día… Y entonces llegamos a esa fiesta y nos topamos con esa bandeja llena de pasteles que amenaza con arruinar todas nuestras buenas intenciones. Para ayudarte a hacer frente a estas tentaciones, un nuevo estudio dice que lo que tienes que hacer es simplemente mirar para otro lado cuando veas alimentos con alto contenido en grasas y azúcares. Los escáneres cerebrales han demostrado que la visión de alimentos altamente calóricos estimula las partes del cerebro que controlan la sensación de hambre. Así que, ¿qué hacer cuando aparezca un anuncio de TV con imágenes de comida altamente tentadoras? Ir directo a la cocina y picar algo sano para dar respuesta al estímulo y no terminar cediendo, más tarde, ante alimentos prohibidos.
7) Para beber, mejor agua
Es más probable que acompañes tus comidas con verduras en vez de patatas fritas (o cualquier otra guarnición alta en grasas) si optas por tomar agua en lugar de una bebida calórica. Investigadores de la Universidad de Oregón, USA, dicen que las bebidas influencian enormemente los alimentos que elegim
os y, por lo tanto, la cantidad de calorías que ingerimos. ¡Si bebes agua durante las comidas tu apetito se adaptará!
8) Que te haga ilusión comer
Es bueno que te ilusione una comida, incluso imaginártela. Algunos expertos dicen que imaginarse mentalmente la comida antes de tomarla puede disminuir los niveles de ghrelina, la hormona del apetito, haciendo que nos sintamos saciados antes de tiempo (y evitando, consecuentemente, que terminemos por echar mano a snacks y otros tentempiés ultra calóricos para calmar el hambre).