¿Cómo elegir la crema facial que mejor te va?
Hoy en día existen numerosas cremas para la cara, tantas como tipos de piel. La crema hidratante es buena para la piel seca pero no para la piel grasa. Por eso es importante determinar qué tipo de piel tienes antes de elegir una crema. En este post te decimos qué es lo mejor para ti.
Tipos de piel
Piel seca: es típica de las zonas con piel más fina (como el contorno de ojos). Se caracteriza por la sensación de sequedad, y en ocasiones, el rostro está tan terso que pueden aparecer escamas.
Piel grasa: es el tipo de piel que segrega mayor cantidad de grasa. Normalmente los focos de grasa se concentran en zonas concretas, que presentan poros negros.
Piel mixta: combina los dos tipos de piel anteriores. La piel grasa se suele concentrar en el centro del rostro, en la llamada “zona T” (frente y nariz), mientras que la piel seca, se extiende en los alrededores.
Piel sensible: es aquella irritada y enrojecida. En ocasiones, aparecen pequeñas espinillas o granos en este tipo de piel.
Eccemas: son manchas en la piel que aparecen en las zonas más secas. Presentan picores, enrojecimiento, hinchazón y escamas. Muchas veces se producen por los contrastes climáticos que experimenta la piel (entrar en un sitio caliente después de haber estado expuesto un tiempo al frío).
Acné: son granos, de mayor o menor magnitud, que aparecen en la piel durante las distintas etapas de actividad hormonal (la adolescencia, la menstruación, etc).
Arrugas: aparecen con la edad. Se dan en el contorno de los pómulos, los párpados, y los labios.
Daños por el sol: la piel tiene memoria, y tomar mucho el sol, pasa factura. Con el tiempo pueden aparecer manchas, y decoloraciones visibles.
Piel normal: hay personas que no tienen piel seca ni piel grasa. Se da cuando se tienen las hormonas reguladas.
Recomendación MqS
Cremas para la cara
Los tipos de piel tienen muchos condicionantes (dermatitis, eccemas, psoriasis, etc), que complican la elección de una crema para la cara. Además, es necesario evaluar los factores del estilo de vida de cada uno que influyen en la piel (fumar, beber alcohol, hábitos de higiene, el uso de productos agresivos, la alimentación, etc).
El primer paso es hacerte una limpieza previa del rostro. Utiliza agua templada, jabón neutro, y algún elemento que sirva como exfoliante (por ejemplo, el azúcar).
Siempre debes tener en cuenta que la mayoría de las mujeres tiene la piel mixta, es decir, zonas de piel grasa combinadas con zonas de piel seca. Lo que implica una pequeña propensión al acné. Existen otras combinaciones, pero ésta es la más usual.
Después de la limpieza, espera unas dos horas para ver cómo se queda tu piel. Una vez hayas determinado qué tipo de piel tienes, es hora de elegir la crema facial que más te vaya. Debes pensar en la necesidad de hidratación de tu rostro. Piensa también en la textura y la consistencia de la crema que vayas a elegir (por ejemplo, una crema muy espesa, bloquea mejor los poros y seca la piel).
Las personas con la piel grasa admiten mejor la crema facial tipo gel, porque son mejor absorbidas. A las personas de piel seca, normal o combinada, les vienen mejor las soluciones líquidas, los sueros o las lociones ligeras.
Las mejores cremas para la cara son aquellas con la etiqueta “natural” o “ecológico” porque garantizan el uso de recursos naturales. Los productos que incorporan sustancias químicas agresivas pueden irritar la piel o llegar a producir efectos secundarios severos. Es importante fijarse en que un producto tenga la garantía de haber pasado los controles de calidad necesarios.
Para las personas con la piel seca, que requieran una crema hidratante más potente, los mejores ingredientes en cremas para la cara son los aguacates, el aceite de oliva, y las almendras.
Todos los tipos de piel necesitan una crema facial distinta, así que no te guíes por “la crema que usa la vecina”. Elige el tipo que mejor te convenga en base a tu tipo de piel, tu necesidad de hidratación, y mira bien que esté elaborada con productos naturales y que sea una marca de probada eficacia.