Cuidado con el aceite de palma: te contamos todo lo que debes saber
¿Habría que prohibir el aceite de palma? Lo cierto es que cada vez cuenta con más detractores por sus consecuencias sobre la salud y el medio ambiente. Te contamos qué es, por qué triunfa en la industria, cómo afecta a nuestro cuerpo y cómo evitar su consumo en este post.
¿Qué es y de dónde procede?
Este aceite de origen vegetal es la grasa que se saca del fruto de la palma de Guinea (una palmera africana). Se cultiva en países tropicales, Indonesia y Malasia cuentan con la mayoría de la producción mundial, aunque existen otros países productores de aceite de palma como Colombia, Tailandia, Camboya, Brasil o México entre otros.
¿Por qué triunfa?
Estas palmeras tienen un rápido crecimiento y además sus frutos tienen un gran rendimiento. Por tanto, sus cultivos son más rentables que otras alternativas como el aceite de soja o de coco.
Además, es un atractivo de la industria gracias a su alto contenido de ácidos grasos saturados, pues, tal y como india la OCU, es sólido a temperatura ambiente y puede por tanto usarse en muchas industrias donde resulta ser un factor importante. En este sentido, su textura untuosa también lo convierte en un atractivo sustituto de la mantequilla.
¿Cómo afecta a la salud?
Partimos de la base de que, desde un punto de vista nutricional, no es la alternativa más saludable debido a su alto contenido en grasas saturadas.
Esta alta concentración en grasas saturadas hace que aumenten los niveles del llamado colesterol “malo”. Su consumo en exceso además también supone un riesgo de problemas cardiovasculares.
Además, más allá de su composición y del ácido palmítico, su procesamiento provoca que existan compuestos potencialmente carcinogénicos.
¿En qué industrias se usa?
Su uso en la industria alimentaria es el que más detractores ha generado. Se usa como conservante (pues el ácido palmítico es un estabilizante y antioxidante) de muchos alimentos, seguro que más que los que imaginamos. Y es que, concretamente, podemos encontrarlo en ciertas marcas de patatas fritas (y demás productos de bolsa), pan bimbo, pizzas, canelones, cremas, barritas de pescado rebozado, burritos, bollería industrial, etc.
Pero además, podemos encontrarlo en el etiquetado de productos de limpieza (sobre todo en jabones y detergentes), cosméticos (gracias a su untuosidad se encuentra en productos de belleza y crmas) e incluso en velas.
¿Consumo sostenible?
Cuando se habla del aceite de palma se habla de pérdida de biodiversidad, deforestación y contaminación. Son plantaciones con una gran intensidad de explotación y además de grandes extensiones.
Se trata, por tanto, de un cultivo muy agresivo con el suelo y que además es responsable de que muchos bosques vírgenes estén en peligro de extinción. Y es que en algunas zonas han desparecido en los últimos años hasta el 80% de los bosques, afectando a numerosas especies de animales.
Alternativas más saludables
Aunque no te estés dando cuenta, seguro que estás consumiendo aceite de palma. Y es que, de media, una persona europea consume al año aproximadamente 15 litros de este aceite.
Para evitarlo, podemos empezar por intentar reducir al máximo aquellos productos que con más facilidad van a tener entre sus ingredientes aceite de palma. Además, al ser productos nada saludables, mejoraremos nuestra alimentación más allá de este famoso aceite. Por tanto, intenta no consumir (o reducir) la bollería industrial, los alimentos precocinados y los procesados.
Si vamos a utilizar aceite, la mejor opción es el aceite de oliva (y mejor si es virgen). El de girasol también es mejor opción que el de palma.
En algunos países es obligatorio que se refleje en el etiquetado de los productos si el aceite de palma es uno de sus componentes. Por eso, es importante que, cuando hagas la compra, te fijes en las etiquetas de los productos que compras para poder evitarlo.
Siempre existen alternativas saludables relacionadas con la alimentación y el cuidado de nuestro cuerpo. La gama XS Natural es ejemplo de ello, pues te ayudará a cuidar la línea, perder peso y controlar el apetito sin recurrir a productos perjudiciales, cirugías invasivas o dietas milagro. ¡Recuerda que siempre existe una opción más saludable para cuidar tu cuerpo!