Amistad y pareja
Llegamos a este mundo y en la gran mayoría de los casos, son los padres los que nos proporcionan el primer modelo de relación de pareja. Tomando a los padres como punto de referencia, aprendemos cómo funciona la dinámica de una relación y también en ocasiones, de qué forma esta no puede funcionar.
Durante nuestra infancia, las amistades que tenemos son la base de las relaciones más estrechas fuera del círculo familiar. Todos hemos tenido nuestros mejores amigos y amigas. Más tarde, con la adolescencia y de adultos jóvenes dejamos de lado el aspecto de la mera amistad y nos centramos más en la sexualidad y en la búsqueda una relación de tipo sentimental, de pareja.
Siendo esto normal y apropiado para el desarrollo de la personalidad, muchas veces tendemos a centrarnos demasiado en esta conexión romántico-sexual, especialmente cuando hemos descubierto ese mundo nuevo y su importancia. Puede llegar a convertirse en lo único que buscamos y nos hace dejar de lado todo lo demás para terminar por olvidar la riqueza de una relación meramente de amistad con otra u otras personas. Por ello en este post queremos destacar cómo compaginar la amistad y la pareja.
Hasta los 20 años aproximadamente suelen cuidarse las amistades más cercanas. Se conoce a los mejores amigos y comienzan las primeras relaciones de pareja. Se estrechan los lazos con esa persona especial y con el paso del tiempo se suele dejar de lado a esas amistades por centrarse en una única persona.
Después de esta etapa de la vida, se suele comenzar a echar de menos las conexiones emocionales de la amistad de la infancia o adolescencia. Faltan esas conversaciones con los amigos que ayudan a desahogarse y abrirse emocionalmente. Los intercambios de información confidencial se dejaron de lado en su día y ahora es más difícil recuperarlos.
En resumen, algunas de las razones por las que algo como la amistad es tan importante para nuestras vidas y debemos compaginarlo con la pareja son:
1. Los mejores amigos en el fondo son almas gemelas
Muchas veces se tarda solo un minuto o dos en descubrir que posiblemente nos encontramos ante una de esas almas gemelas en potencia. Frecuentemente, son estas mismas personas las que terminan por hacerse nuestras mejores amigas. Es una especie de conexión emocional que se siente casi de inmediato, un entendimiento mutuo inmediato. En unos casos, intercambiando solo unas pocas frases. Una conexión entre almas gemelas que muchas veces no se da en la pareja porque los intereses más profundos de ambos son variados. Cuando encontramos algo de esto, es vital cultivarlo y mantenerlo a lo largo del tiempo.
2. La amistad requiere ser alimentada
Muchas veces, este tipo de conexión y amistad surge en el primer tercio de nuestra vida. Considerar que una relación de pareja o el matrimonio excluyen una relación de amistad con otra persona es un error. Una amistad hay que nutrirla de forma continuada, cultivarla y dedicarle tiempo y atención, incluso cuando ya tenemos muchas otras responsabilidades en las que pensar. Precisamente es la causa de estas muchas otras nuevas responsabilidades en la vida por las que necesitamos también a nuestros mejores amigos además de nuestra pareja. Con su punto de vista externo nos ayudan a centrarnos, a tranquilizarnos y con frecuencia, a volver a poner los pies en la tierra.
Este proceso de alimentación de la amistad es diferente al proceso de alimentación continua que también necesita una relación de pareja. En una relación de pareja nos debemos al otro, nos dejamos llevar para descubrir las profundidades del otro. Una relación de amistad profunda es todo lo contrario: nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos a través de la introspección, la generosidad y vulnerabilidad emocional.
3. Las amistades te ayudan a ser mejor
Las amistades permiten explorar quién soy y a dónde quiero ir en esta vida. En el marco de las amistades se aprende a expresar mejor los sentimientos, sentirse más seguro y a no parar hasta alcanzar lo que creo que se merece. Es más -y quizás lo más importante- ayudan a no caer en una situación de dependencia emocional de la pareja, algo a lo que tendemos a caer en el marco de una relación amorosa y sus pasiones.
4. Los buenos amigos nos ayudan a recalibrar las cosas en los tiempos más difíciles.
Nos ayudan a abrirnos emocionalmente cuando nos hace falta, nos prestan ayuda cuando es necesario y con ellos aprendemos a manejar la interdependencia en la dinámica de una verdadera relación de amistad. Todo ello son cualidades que nos sirven en cualquier aspecto de la vida y que también podemos aplicar a nuestra relación de pareja.
5. Tenemos la libertad de elegir la amistad que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Al final de la vida es magnífico ver que tienes a tu marido/esposa, a la familia y a las amigas y amigos. En realidad, no tenemos mucha libertad de elección a la hora de optar por una pareja, ya que la atracción física es algo “químico”. En cuanto a la familia, es nuestra sangre, nos guste o no. Lo único que nos queda y que podemos elegir siempre son los buenos amigos.
Meras amistades son fáciles de encontrar y hacer. Los buenos amigos -las almas gemelas- no. Por eso, cuando las encontramos, merece la pena mantenerlas y cuidarlas. Son como una planta a la que queremos mucho: cuidándola, regándola y abonándola nos puede durar una eternidad. Contra viento y marea.
Amistad y pareja siempre pueden ser compatibles. La amistad es muy importante para no estancar tu vida en pareja pero mantener a tu persona especial es algo también que hay que tener en cuenta. Mantén la llama de la pasión con tu pareja gracias a productos como SizeGain Plus, un complemento alimenticio con el que él podrá aumentar el tamaño de su pene y mejorar la potencia sexual o Feminil para ella, unas pastillas naturales y un bálsamo instantáneo que ayudar a mejorar la libido.