Cómo enamorar a un hombre y no perderlo
¿Te has preguntado alguna vez cómo enamorar a un hombre? Cualquier mujer sabe seducir al sexo opuesto pero una noche de pasión no implica que vaya a existir una relación a largo plazo. Si lo que quieres saber es cómo llegar al corazón de un hombre, te contamos todos los entresijos.
Los hombres llegan al afecto a través del sexo
Según la famosa psicóloga y doctora en sexología y terapia familiar, Nancy Álvarez, los hombres se entregan primero en el plano carnal y después pueden llegar a enamorarse, pero nunca sucede al revés.
Mientras que las mujeres habitualmente necesitan sentir cierto afecto previo por sus compañeros sexuales, los hombres, de entrada, no dan afecto.
Esto se refleja en las relaciones de pareja, perpetuando estereotipos y roles de género asignados por la sociedad desde tiempos inmemoriales. Por eso es tan común que en una pareja él busque el contacto sexual directo, mientras que ella necesita de un trato más sensitivo: un hombre que la respeta, la escucha y no la trata como un objeto sexual. Por lo general, ellos no entienden nada de esto porque son “analfabetos emocionales”: se les ha enseñado a ocultar sus sentimientos y reprimir sus emociones, son el sexo fuerte y violento y no deben llorar.
La sexualidad invisibilizada de las mujeres
Desde la aparición de las religiones monoteístas se impuso un modelo de sexualidad femenino basado en la procreación y en proporcionar placer al hombre, de forma que nunca se permitió a la mujer explorar ni exponer su propia sexualidad.
Esto hizo un daño que aún hoy podemos observar y percibir. De hecho, existen muchas sociedades en las que esta idea sigue tan vigente como el primer día.
Algunos autores sostienen que esta restricción de la sexualidad femenina se llevó a cabo precisamente porque la mujer posee una mayor fuerza, poder y capacidad sexual. Más allá del clítoris femenino hay 8000 fibras sensitivas, de las cuales el hombre sólo tiene 4000. Todas las mujeres tienen la capacidad de ser multiorgásmicas, sus cotas de placer pueden llegar a superar por mucho las de cualquier hombre.
Entonces, ¿por qué las mujeres deben sentirse amadas para llegar al placer?, ¿por qué incluso a algunas les cuesta o son incapaces de llegar al orgasmo?, y ¿por qué los hombres necesitan una experiencia sexual previa para sentir afecto?
Sin excitación, no hay placer
Helen Singer Kaplan, fundadora de la primera clínica para trastornos sexuales en EE.UU., concluyó en sus estudios que detrás del orgasmo femenino siempre hay una atracción sexual, un apetito, un instinto y un deseo de intimidad sexual sin los cuales no se puede producir el placer.
En los juegos sexuales previos o preliminares, se aprecian perfectamente estas diferencias: el hombre tiene una sexualidad aprehendida casi animal, busca el contacto sexual directo, mientras que la mujer es más erótica, va a “mano lenta”, como explica la doctora Álvarez, lo que determinará el orgasmo en ellas. “Si no hay excitación, no hay placer”, asegura.
“Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres sólo necesitan un lugar”
Este famoso chiste del cómico Billy Cristal encierra una paradoja que quizás no nos paramos a analizar con detenimiento. Existen diferentes motivos detrás del deseo masculino. Como decíamos al principio, la educación masculina enseña a reprimir emociones y sentimientos que tienen que ser redirigidos de alguna manera: muchos hombres utilizan el sexo como válvula de escape. Así los hay que ven en el sexo un desahogo a sus frustraciones, otros lo usan para equilibrar sus propias carencias emocionales y/o vitales, otros consideran que el sexo es una señal de que la relación va bien y lo usan como un medidor de la misma… Motivaciones puede haber tantas como hombres en el mundo, lo importante es no seguir perpetuando estereotipos de género achacándolo todo a un instinto sexual masculino primitivo e incontrolable que quizás no lo sea tanto.
“A los hombres no nos han enseñado o no hemos aprendido cómo expresar los sentimientos con la facilidad con la que la mayoría de mujeres lo hacen, y el sexo, para nosotros, es a menudo la única manera de decirlo. A pesar de la frialdad que a veces podemos mostrar, también somos capaces de amar, enamorarnos y si las mujeres nos pincháis, os aseguro que sangramos”, afirma el psicólogo y escritor José Bustamante.
En conclusión, la sexualidad del varón tiene una especie de “urgencia biológica”, mientras que la femenina es una “psicosexualidad”, pero en ningún caso se trata de características biológicas, sino sociales.
Para muchos hombres resulta difícil unir afectividad y sexualidad porque no han aprendido, no se lo han inculcado y no son capaces de integrar ambas cosas. Es por eso que recurren al sexo como forma de expresión. La dicotomía social se produce porque las mujeres son criadas en la afectividad desde su nacimiento y, por tanto, no son capaces de alcanzar la felicidad plena en una relación que no la integre en cantidades ingentes.
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