Embarazo en la adolescencia y educación sexual
Según un informe del centro norteamericano CDC, el número de embarazos en la adolescencia ha alcanzado el punto más bajo desde hace 15 años: sólo entre 1991 y el año 2014 se produjo una caída constante y acusada del 61% de partos entre las jóvenes americanas de 15 a 19 años de edad. Este declive se ha producido en mujeres de cualquier raza, aunque ha sido aún más pronunciado entre minorías raciales americanas que entre mujeres de raza blanca.
A la vista de esta tendencia, mucha gente se pregunta por el por qué, por quién o qué se puede hacer responsable de esta caída en la tasa de embarazos entre adolescentes, que al fin y al cabo no deja de ser una buena noticia.
La derecha norteamericana piensa automáticamente que es una muestra de la efectividad de la expansión en las aulas de la educación sexual basada solamente en la abstinencia.
A lo largo de las dos últimas décadas -especialmente durante los años de la presidencia de George Bush, los fondos para financiar la educación sexual de la abstinencia crecieron enormemente. Dado que esta expansión en la práctica de la educación sexual coincide con la dramática caída en cifras de los embarazos adolescentes, es fácil entender cómo algunas gentes concluyen que ello se debe precisamente a este tipo de educación. Sin embargo según los expertos en el tema, esta conclusión es totalmente errónea.
En la práctica, cuando se comparan los resultados de los estudios sobre adolescentes que recibieron educación sexual basada en la abstinencia con aquellos referidos a adolescentes que recibieron una educación sexual más amplia (algo más que simplemente decirles “no mantengáis relaciones sexuales”) se ve claramente que la educación basada únicamente en la mera abstinencia sexual simple y llanamente no funciona. Por ejemplo, está el dato de que en aquellos estados en los que la educación sexual de la abstinencia está más extendida, la tasa de embarazos adolescentes es también la más alta. Que no es precisamente el resultado que querrían ver sus adeptos, por lo que se “olvidan” convenientemente de él.
Lo que también demuestran los estudios realizados es que los adolescentes son más propensos a practicar el sexo seguro precisamente cuando han sido educados adecuadamente para ello.
Pero la realidad última que se desprende de los datos analíticos es que la caída de la tasa de embarazos se debe más a cambios en el comportamiento sexual entre los adolescentes y un mayor acceso a métodos anti-conceptivos que a cualquier otra cosa.
En primer lugar, de los estudios se desprende que los adolescentes de hoy en día se sienten menos atraídos por practicar el sexo que en tiempos pasados. Esto no quiere decir que la abstinencia sea la norma actualmente sino al contrario, la mayoría de los adolescentes modernos son sexualmente activos, pero no los on tanto como hace unas décadas.
Los datos lo demuestran. A pesar de todo lo que se pueda oír de la supuesta “generación conectada”, lo cierto es que los llamados “Millenials” constituyen la generación sexualmente menos activa en décadas. No solo tienen menos relaciones sexuales en número, también tienen menos parejas sexuales.
No se puede explicar exactamente el porqué. Seguramente tiene algo que ver la red, dado que internet ha abierto nuevas vías de expresión de la sexualidad. En otras palabras, las interacciones sexuales virtuales están reemplazando en parte las relaciones sexuales reales.
Sea cual sea la causa, la consecuencia es lógica: si disminuyen el sexo real entre adolescentes y adultos jóvenes, lo normal es que la tasa de embarazos entre ellos también decline.
En segundo lugar está el acceso más fácil a métodos anticonceptivos efectivos y eficaces. Por ejemplo, la utilización de métodos de larga duración pero reversibles, como los DIUs o los implantes hormonales que están en crecimiento constante.
De hecho, solo entre 2002 y 2013 se multiplicó por ocho el uso de anticonceptivos entre mujeres de entre 15 y 24 años de edad.
Y no hay que olvidar que tanto el DIU como los implantes hormonales son efectivos en un 99%, frente a un tasa de efectividad de sólo el 82% de los condones.
En éste ámbito, la aparición de nuevos “anticonceptivos de emergencia”, como la llamada “píldora del día después” y su fácil acceso a ella por parte de mujeres a partir de los 15 años ha supuesto una revolución añadida. No hay que olvidar que hasta hace no tanto el acceso a fármacos anticonceptivos era mucho más problemático puesto que estaba sujeto a prescripción médica, con todos los problemas que ello conlleva.
En resumen: aunque mucha gente esté tentada a concluir que la educación sexual basada en la abstinencia es la responsable de esta caída de los embarazos adolescentes, los datos y los hechos simplemente van en otra dirección. La caída se debe más, como hemos visto a que las adolescentes simplemente tienen menos relaciones sexuales que antes, teniendo al mismo tiempo un acceso mucho más fácil a instrumentos de prevención de los embarazos – mucho más efectivos y menos propensos a fallos que los clásicos condones, por ejemplo.