El sobrepeso no sólo es culpa nuestra: trucos para perder peso

No existe una receta única y sin esfuerzo para superar los problemas de sobrepeso. Nuestro sobrepeso se debe casi siempre a una combinación de diversos factores de nuestra vida diaria y sobre los que también hay que actuar para hacer frente al problema. Los autores de Thinfluence, publicado recientemente en los Estados Unidos,  explican algunos trucos para perder peso y eliminar esos kilitos que nos sobran, mejorar nuestra salud y bienestar en general  y ejercer al mismo tiempo una influencia positiva sobre todos los que nos rodean.

Verdad MásQueSalud

He seguido una dieta. He hecho ejercicio. Y aun así, me cuesta muchísimo colocarme en mi peso ideal…

¿Cuántas veces no habremos oído este lamento? Si somos nosotros los que padecemos sobrepeso, en cuanto analizamos un poco más el mundo que nos rodea, nos damos cuenta que hay muchísimas personas con el mismo problema: parientes cercanos, colegas de trabajo, alguno de los vecinos y bastante gente que observamos en la calle a poco que nos fijemos.

Lo irónico del caso es que si esto fuera cualquier otro tema que nos afectara a todos en general, nos lanzaríamos a analizarlo y determinar sus consecuencias hasta el último detalle. En esta crisis atroz que nos azota, cada uno de nosotros hemos diseccionado con lupa nuestro presupuesto de gastos, nuestros contratos de servicios básicos y nuestras cuentas bancarias. Ahora casi todos nos hemos vuelto economistas: sabemos lo que son las primas de riesgo, los tipos de interés variable o nos hemos convertido en expertos de las políticas económicas de los gobiernos y lo útiles que son o no. Y siempre llegaremos a una conclusión: que los problemas que nos afectan a todos no tienen una causa única a la que hacer responsable de todos los males, sino que son la consecuencia de multitud de factores, elementos y actuaciones que terminan interactuando, por lo que la solución será siempre una combinación de medidas concretas y cambios radicales de comportamiento.

Con los problemas de sobrepeso y obesidad ocurre lo mismo… pero no le aplicamos el mismo análisis. Salvo que el sobrepeso tenga una causa fisiológica o genética (que son los menos de los casos), la mayoría de las veces es consecuencia de una combinación de factores, comenzando por nuestros hábitos de alimentación y vida. Sin embargo, la mayoría de nosotros nos enfrentamos al problema adoptando una solución que consideramos la única posible, mayormente consistente en seguir de repente una dieta más o menos estricta y más o menos absurda, o pasar del relaxing sofá directamente a pretender entrenar para perder kilos y de paso entrenar para una maratón.

Hay que cambiar radicalmente la forma con la que individualmente nos enfrentamos al problema del sobrepeso cuando nos afecta. Cambiar nuestros hábitos de vida para alcanzar un peso adecuado, más que medidas radicales que no suelen tener ningún éxito a medio o largo plazo, implica establecer una estrategia general. Esto incluye no solo cambiar nuestros hábitos de alimentación, también nuestros hábitos sociales y la forma en la que no afectan factores externos sobre los que aparentemente no podemos actuar.

Se suele definir el sobrepeso como una cuestión de responsabilidad personal de cada uno, en la población más joven como un estigma y una vergüenza. A esto contribuye también la publicidad, que es la que mayormente induce a las personas afectadas a tomar medidas drásticas, radicales y unilaterales como lo son la mayoría de las dietas supuestamente rápidas.

El sobrepeso no solo es culpa nuestra

Es conocida la ecuación que se utilizaba en el pasado: calorías consumidas menos calorías gastadas por el cuerpo = al exceso de calorías que lleva al sobrepeso.

Técnicamente hablando, la fórmula matemática es impecable: si se queman más calorías de las que se ingieren se perderá peso y si se queman menos, amentará. Absolutamente aceptado sin más hasta ahora. Pero el problema que tiene esta fórmula es el siguiente: la vida de ninguno de nosotros sigue una mera fórmula matemática. En nuestra sociedad es relativamente fácil hacer que el resultado de la suma sea igual a cero y se mantenga el peso a lo largo del tiempo. Pero es difícil cumplir esta estrategia meramente matemática por ejemplo, durante las vacaciones, las comidas fuera de casa o cuando tenemos que recurrir a un servicio de pizzas a domicilio porque no hemos tenido tiempo de preparar nada o no tenemos nada en casa para preparar.

Estos factores se pueden corregir con un poco de fuerza de voluntad y disciplina si somos conscientes de ellos. Pero hay elementos del medio en el que nos movemos en nuestra sociedad actual que no determinamos ni percibimos. Los consideramos ya habituales e inherentes a nuestro estilo de vida. Un ejemplo entre muchos: el frigorífico. Si lo abrimos, ¿cuántas opciones sanas y saludables para una comida o un tentempié contiene? Quizás incluso no hay demasiada comida a mano, pero seguro que si refrescos carbonatados y azucarados o snacks poco saludables de los que podemos prescindir.

Localicemos la televisión. Con frecuencia se halla situada muy cerca del lugar donde comemos. Comer viendo la televisión lleva a ingerir más cantidad de comida de la que el cuerpo precisa puesto que no nos fijamos en lo que estamos comiendo e ignoramos las señales de saciedad que nos envía. Lo mismo se puede decir de lo que picamos entre horas si nos encontramos con alguien, los hábitos y alimentos con los que nos bombardean los medios y así un largo etcétera. Todos, hasta los factores a primera vista imperceptibles y que consideramos tienen un escaso o nulo impacto final, tienen su importancia a la hora de luchar eficazmente contra el sobrepeso que nos afecta.

Entre las causas inicialmente imperceptibles hay algunas que pueden sorprender, y mucho. Incluyen las nóminas –cuando las tenemos- y en ocasiones, muchos otros aspectos debidos en última instancia a las políticas de los gobiernos. Por ejemplo: un impactante estudio de la revista médica especializada The New England Journal of Medicine demostró que en los Estados Unidos, cambiar de nivel de vida y de un barrio con un nivel bajo de ingresos a uno con ingresos más altos implicaba la reducción en un 13% del riesgo de padecer obesidad moderada, en otras palabras, un índice de masa corporal superior a 35. Es decir: el aumento del nivel de vida y de condición social implica unos hábitos de alimentación y vida más sanos, al menos en sociedades occidentales desarrolladas como también la española. A primera vista, generalmente solemos pensar lo contrario.

Nos enfrentamos a diario a influencias y explicaciones que también indicen en el sobrepeso. Se han convertido en tan “normales” o tan sutiles que se han vuelto invisibles para nosotros hasta que comienzan a hacerse evidentes en nuestra cintura o abdomen y eso que tienen un impacto cada vez mayor. Estos “puntos negros” como la sociedad y la alimentación, dietas sociales, también interfieren en nuestros esfuerzos por mantener el peso correcto. Pero tienen una cara positiva: si somos conscientes de ellos, ya hemos recorrido la mitad del camino para revertirlos en nuestro favor. Y será mucho más efectivo si además de ser conscientes nosotros mismos también son conscientes los que nos rodean. En ejemplo: ¿cuánto más podríamos alcanzar en nuestro objetivo de volver a alcanzar el peso óptimo si nuestra familia y los demás que nos rodean reforzaran nuestro esfuerzo reconociéndolo? O si uno ya ha convertido en hábito absolutamente normal evitar los alimentos menos saludables para el peso saludable. Estas actitudes y hábitos indirectos no se adquieren de la noche a la mañana pero son de vital importancia la hora de poder perder sobrepeso.